René Gruau, sombras intensas, formas femeninas y femmes fatales, representan para mi una versión mas obscura y seductora de las clásicas mujeres flor del nuevo look. El drama es consecuencia evidente de la inspiración en la obra de Gruau, de damas de labios rojos, cinturas estrechas y mentes decididas. No son tulipanes delicados, sino rosas envenenadas de silueta volátil.
Aunque se podría argumentar que cae en la obviedad de los contrastes entre negro y rojo, creo que hay una capacidad de lograr el aspecto dramático por medio de los juegos de textura, como en la incorporación de los cinturones de cuero o las telas de transparecia delicada. En particular celebro el manejo de los grises, que a pesar de su carácter neutral, permiten un efecto intenso y sobrio, como se percibe en las últimas tres fotografías.
Esta colección representa para mi, todo lo que aprecio de la Casa Dior, la innovación y la nostalgia, la irreverencia de Galliano y el respeto por el estilo que los destaca como íconos de la elegancia.
(Tal vez parte de mi amor sin mesura por esta colección, tiene que ver con la influencia que ha traido la serie Mad Men a mi forma de vestir actual. Pero eso merece un capítulo aparte).
Quise incorporar esta última imagen, de Simon Procter, porque fue la primera que vi de la colección, y me impactó que a pesar del blanco y negro, la intensidad de la fotografía, siguiera llamándome hacia ese vestido. Me parece un punto más a favor de Dior, una colección que aun perdiendo sus colores, pueda quitarnos el aliento.
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