
y algunos lo hacen.
Hace días, un proyecto colombiano me recordó el poder del vestuario para transformar realidades sociales. Un proyecto de un grupo de amigos en Bogotá, creado para mejorar la calidad de vida de los que no tienen un techo por culpa de la pobreza y el desplazamiento: una prenda que puede habitarse para sobrevivir.
CHAQUETA NÓMADA
Se trata de una chaqueta especial para habitantes de la calle. Con unos cuantos
movimientos, la prenda se convierte en sleeping y también puede usarse como
cobija. Tras el uso, puede doblarse en forma de morral para el transporte
fácil. Además de su silueta multifuncional, es impermeable y lleva un forro
interno acogedor, para mayor protección del frío.
Hoy en #CityNoticias por @Citytv | Un grupo de ciudadanos creó la 'chaqueta nómada' para donarla a los habitantes de la calle. pic.twitter.com/BGypENbPHk— J.SebastiánNavarrete (@juanse_91) 11 de enero de 2017
En sus palabras:
“Según estudios,
circunstancias de Colombia como el desplazamiento forzado, la falta de empleo,
los índices de educación e incluso el difícil acceso a vivienda, han hecho que
el número de personas que habita y trabaja en la calle vaya en aumento. Sólo en
Bogotá, se estima que cerca de 600.000 personas diariamente hacen fila para
recibir atención y apoyo del Estado por un plato de comida o un techo en donde
pasar la noche. La falta de infraestructura para hacerle frente a esa demanda
de apoyo es incuestionable.
Las políticas e instituciones públicas creadas para lidiar con este
tipo de temas están diseñadas para sacar a las personas de la calle –lo cual es
lo ideal, por supuesto-, pero no tienen la capacidad de atender a los cientos
de miles de seres humanos que día tras día hacen fila esperando un cupo en una
habitación compartida. Problemáticas como las zonas de invasión y las
denominadas “ollas” –recién hace cuatro meses sucedió el desalojo del Bronx,
por ejemplo- son la respuesta a esta falta de infraestructura que incluso hacen
que el problema sea cada vez más grave.”


“Nuestra idea no es legitimar la vida en la calle, sino servir como un punto de transición entre la cotidianidad sin techo y un nuevo comienzo.”


Pensaron en crear una “herramienta de supervivencia”
para la vida en la calle bogotana y apoyar a las personas en condiciones
vulnerables por su falta de oportunidades, de techo y su exposición al duro
clima de la capital. Una noche de lluvia puede significar una neumonía e
incluso llevar a la muerte en el caso de personas que no están protegidas por
el sistema de salud. También pensaron en los recicladores que, con la indumentaria adecuada, podrían continuar trabajando en una labor que nos beneficia a todos.
¿Cómo ayudar?
Este proyecto es sin ánimo de lucro. Sus creadores lograron
una alianza con una fábrica que realizará 30 unidades para ser entregadas a
habitantes de la calle. El costo es $140.000 por chaqueta que cubren los
materiales y la manufactura en serie.
Una donación, por pequeña que sea, podría ayudarlos en el primer tiraje de producción.
Si quieren ponerse en contacto con ellos, su correo es imanakiji@gmail.com
Reciben ayuda en efectivo, consignación, transferencias o Paypal (incluso podrían ayudar contándole a otros para que se unan).
Una donación, por pequeña que sea, podría ayudarlos en el primer tiraje de producción.
Si quieren ponerse en contacto con ellos, su correo es imanakiji@gmail.com
Reciben ayuda en efectivo, consignación, transferencias o Paypal (incluso podrían ayudar contándole a otros para que se unan).
**Otras iniciativas similares**
Esta no es la primera vez que alguien piensa en diseñar para una población que suele ser marginada. En otros lugares
del mundo se han creado productos similares, en países con
estaciones donde el invierno es extremo. Existen otros diseños similares, e incluso se busca que sean habitantes de la calle quienes se capaciten y realicen su confección.
Algunas personas incluso tienen la costumbre de vestir con sus chaquetas de invierno los postes de la calle, dejándolas ahí para que quien esté pasando frío pueda tomarlas. Una forma de aprovechar lo que ya no usamos dándole una segunda vida con quien más la necesita.

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