Dada la ligereza común en la escena de moda colombiana, ha sido una feliz sorpresa encontrar grandes marcas, diseñadores y demás
miembros de la industria con conciencia
política y una convicción por dar el SÍ a la paz. No hablo solo de un tema
de votos, sino de una apertura real como profesionales a la reconciliación, bondad
y solidaridad, incluso a visiones más éticas de negocio.
La moda genera cerca de 550.000 empleos directos en
el país*. ¿Podría uno de estos empleos cambiar la vida de una víctima del
conflicto? ¿De un campesino que regresa a cultivar? ¿De un excombatiente?
Esta industria requiere muchas manos con talentos
diferentes y permite que se vinculen incluso quienes no han tenido la posibilidad
de una educación formal, a través de procesos de capacitación específicos de
cada perfil laboral. Para que lo pensemos, comparto con ustedes tres historias en las que la moda le dice
SÍ a la paz.
Paz Wear se creó hace tres años, gracias a Jader Zuleta, un empresario textil que en el pasado fue víctima de extorsión y amenazas que lo obligaron a dejar el país durante años. Las empleadas de la marca de Jader son 30 mujeres desplazadas por la violencia y se vinculan a través de la Unidad de Víctimas, la Agencia Colombiana para la Reintegración y el SENA. El SENA capacita a este personal directamente en las plantas de Paz Wear en Ibagué.
“La idea es concientizar a los colombianos de que todos somos víctimas de este conflicto y que debemos aportar desde cada uno para tener un mejor país. Hemos tenido muy buena acogida por todos con este proyecto, han visto una manera diferente de aportar a la construcción del futuro colombiano”, expresa Yaddy Vasco, en representación de la marca.
La empresa confecciona vestidos, camisas, pantalones, blusas y prendas para hombres, mujeres y niños. El blanco es el color insignia de la marca, un camino viable desde lo comercial porque, en palabras de Jader, “todos tenemos siempre en el clóset dos o tres prendas blancas”.
La primera vez que recibí una camiseta de Paloma y
Angostura, la etiqueta llevaba escrito a mano el nombre de quien la hizo y,
aunque ya se me escapa ese nombre, recuerdo que casi me pongo a llorar. Casi
nunca nos importa de dónde viene la ropa que compramos o por qué manos pasó
pero, con Paloma y Angostura uno sabe que en las fibras de esa prenda está
metida la posibilidad de bienestar para
alguien que sufrió la guerra.
Pablo Restrepo es un
politólogo que trabajó con la Agencia Colombiana para la Reintegración y allí
estuvo en contacto con excombatientes que tenían experiencia en confección.
Junto con la diseñadora Leslie Arango, comenzaron este proyecto que lleva ya un
año en el mercado.
Estando en la ACR, Pablo conoció a Ederlidia Garizao, una desmovilizada de las AUC que solía confeccionar uniformes para Carlos Castaño y que, gracias al Estado, creó su propia empresa de confecciones empleando a otras desmovilizadas de las AUC y de las FARC.
Estando en la ACR, Pablo conoció a Ederlidia Garizao, una desmovilizada de las AUC que solía confeccionar uniformes para Carlos Castaño y que, gracias al Estado, creó su propia empresa de confecciones empleando a otras desmovilizadas de las AUC y de las FARC.
“Yo primero me reconcilié conmigo misma, y tuve que pasar un proceso de volver a valorar la vida, el trabajo. Todas las que hemos sobrevivido a esta guerra tenemos derecho a pedir perdón, a renacer, a que nos valoren por lo que somos ahora y no solo por lo que fuimos. Para mí el taller ha sido mi gran oportunidad de volver a nacer.”
(Lean la historia de Ederlidia aquí. Es TREMENDA) |
En el taller de Ederlidia se fabrican las camisetas de Paloma y Angostura, con tejidos de alta calidad: 100% algodón orgánico Pima peruano, reconocido a nivel internacional por su calidad y liviandad, además de generar un bajo impacto ambiental y permitir a los campesinos que lo cultivan un salario justo.
“La Paz es básica” dice Paloma y
Angostura, tan bella y básica como las prendas que ofrecen al mercado.
Camisetas para hombres y mujeres en tonos neutros, utilitarias y versátiles, productos
de calidad por un precio justo. El lujo de un producto bien hecho con un diseño
que encaja en cualquier clóset, esa es la
intención democrática de Pablo y su marca.
El proyecto apenas comienza y ha sido difícil
despegar, pero el sueño de Pablo es hacer que las utilidades de Paloma y
Angostura se reinviertan en capacitación y maquinaria para el taller, para
mejorar la calidad de las camisetas y ofrecer mejor estabilidad laboral a cada
empleado. Aunque muchos creen que el reto de este negocio está en trabajar con excombatientes, Pablo
confiesa que el gran desafío está en el consumidor, pues el poder adquisitivo
de la mayoría de colombianos limita el acceso a los productos. También es consciente
de la ausencia de un discurso de mercadeo para promover las bondades de un
producto sostenible, con valor social, hecho en Colombia.
“Pequeñas narrativas locales que tienen resonancia global” es como describe la marca su exaltación de la historia cotidiana detrás del producto, la idea de cambiar el mundo con pequeñas cosas. Así me llegó a mí al corazón: la firma de una etiqueta en una camiseta es un poderoso mensaje que ahora yo comparto con otros para hacerlo crecer. Usar prendas de esta marca es, de verdad, vestir de sentido. ¡Apóyenlos aquí!
Colectivo SÍ: Moda por la paz
Sergio y Catalina, de la marca de camisetas Biónica, con un mensaje poderoso. |
Beatriz Arango, periodista de moda (y bello ser
humano), tuvo la idea de unir a diseñadores, artistas, comunicadores, blogueros
y marcas interesados en apoyar el sí. De ahí viene el #ColectivoSÍ: una iniciativa
sin afiliación política que busca inspirar en otros un deseo de creer en la
paz como una realidad posible y como un compromiso donde todos podemos aportar.
Prendas, obras de arte y piezas de joyería fueron
creadas tomando la paz y la reconciliación como puntos de partida. Estos
objetos buscan invitar a amantes de la moda y miembros de la industria a reflexionar sobre su participación en la
paz y en las oportunidades que brinda para el país desde lo social,
económico y hasta lo cotidiano.
Este lunes 26 de septiembre, en el restaurante El
Cielo de Medellín y Bogotá podrán verse creaciones firmadas por Juan Pablo Socarrás, Barajas Marín,
747, Paprika Pepper Me, Misha Shoes, Biónica, Soul Intimates y SOY, marca de
María Luisa Ortiz y Diego Guarnizo. En total, somos 27 personas unidas en este proyecto, que abarca hasta músicos
(César López), artistas (Margarita Ocampo) y hasta chefs (Juan Manuel
Barrientos).
Margarita Ocampo y una pieza artística sobre la paz de su marca Fabularia. |
Anillo de Barajas Marín. |
Diseño de María Luisa Ortiz |
Diseño de Sebastián Jaramillo |
¿Por qué me uní? Porque creo que dar el SÍ es hacer una promesa, la de buscar el bienestar compartido, de crecer juntos y darle la oportunidad a quienes más la necesitan. La moda es siempre frívola pero, con historias como estas, puede ser también un camino para construir una mejor Colombia. ¿Se animan también a vestirse de paz?
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*Cifra
suministrada por el economista Camilo Herrera, presidente de Raddar Consumer
Knowledge Group
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