La edad del estilo



Con 80 años, la escritora norteamericana Joan Didion se convierte en el rostro de la campaña de Céline, fotografiada por Juergen Teller. Más que la elección de una escritora con una brillante carrera literaria, el enfoque de la opinión pública es la edad de la modelo, que no encaja con lo que exigen normalmente las campañas de moda.




En la misma semana, la casa Saint Laurent informa que Joni Mitchell, con 71 años, será su imagen para primavera 2015, fotografiada por el mismísimo director creativo de la maison, Hedi Slimane. No es la primera vez que Slimane incorpora referentes maduros en sus campañas, de hecho, Courtney Love o Kim Gordon han figurado también. La relación entre Slimane y la música es muy fuerte, igual que la de Saint Laurent con el espíritu bohemio y a través de un personaje como Joni Mitchell se respiran esas dos tensiones estéticas. 


Hoy me entero de que Iris Apfel modela junto a Tavi Gevinson para la nueva campaña de Alexis Bittar. Para darles algo de contexto: Apfel, de 93 años, es empresaria e ícono de estilo de tales proporciones, que incluso el MET le dedicó su propia exposición. Gevinson es una joven prodigio que pasó de tener un célebre blog a los 13 años, a ser editora y referente de moda a los 18. Con 10 décadas de diferencia, ambas mujeres transmiten una valentía estética que la marca Alexis Bittar aprovecha para comunicar una ruptura con el estándar de belleza convencional.

Kim Gordon, integrante de Sonic Youth. 61 años.

No me atrevería a hablar de coincidencias aquí. Prefiero echarle cabeza al tema: puede ser que esta maduración de las modelos de campaña se trata de un recurso para conectar con un consumidor maduro, más cercano al producto de lujo que las nuevas generaciones. En el caso Saint Laurent, no termino de entender cómo encajan personajes de más de 45 años con consumidores millennials, el público actual de la marca. Saint Laurent sigue siendo calidad, pero ahora prefieren dar un mensaje de rebeldía y de tendencia, más que de elegancia atemporal. Supongo que la conexión tiene que ver más con transmitir irreverencia que juventud (Courtney Love y Marilyn Manson no son precisamente íconos de estilo, pero sí son representantes de la decadencia rockstar que se plasma en las colecciones recientes de Saint Laurent).



Yo espero sinceramente que los medios eviten señalar este como el momento en el que la moda descubrió la 3era edad. Tendría que recordarles que desde hace varios años Advanced Style ha celebrado el estilo increíble de la madurez. El autor, Ari Seth Cohen recorre Nueva York retratando hombres y mujeres de más de 60 años con un estilo auténtico (ya verán en las fotos a qué me refiero).





En 2014 se lanzó el documental del mismo nombre, en el que siete mujeres neoyorquinas entre los 62 y los 95 años revelan su visión íntima de la belleza, la moda y el estilo personal. Tal vez el documental ha sido combustible para que la publicidad de moda comience a reflejar un público mayor de 25 años. Tal vez sea solo un ruido mediático pasajero y nos sigan vendiendo la juventud como el mayor valor, aun a costa de nuestra autenticidad. 



Yo descubrí Advanced Style como en 2012 y fue una experiencia bastante especial. Me recorrí el blog entero absolutamente sorprendida con los atuendos y la energía que transmitían estas abuelas. No había productos de tendencia en esas imágenes y las combinaciones de colores no se parecían a nada de lo que ofrecían las marcas de moda. Hay en cada una de esas mujeres una singularidad increíble que pocas muchachas pueden igualar y creo que entiendo por qué. 



Al vestirnos hacemos un balance entre la expresión personal y las exigencias culturales del entorno. Podemos hablar con la ropa, pero preferimos no gritar todo lo que pensamos y mejor seguimos la conversación que nos ponen la oficina, la universidad o la calle. Evitamos las siluetas que no destaquen nuestras curvas, que revelen el sobrepeso, que nos quiten la posibilidad de atraer al sexo opuesto. Seguimos los obsoletos mandamientos de los personal shoppers contra las rayas horizontales y dejamos de usar ciertos colores porque son muy "escandalosos", porque no van con la temporada o con nuestro color de piel. Nos importa vernos jóvenes, profesionales, seductores y elegantes. 



En la 3ra edad del estilo, esas cosas pasan a un segundo plano.
Ya no se trata de encajar para evitar el "qué dirán" de los miembros más adultos de la sociedad (uno ya hace parte de ellos). Vestirse deja de ser un intento de complacer amantes con las formas del cuerpo, porque la anatomía deja de ser el foco de la atracción. Por más franjas verticales o trucos visuales que se usen, ese cuerpo seguirá revelando su vejez, sus arrugas, su encogimiento, su fragilidad. "I never wanted to look young, I wanted to look great." dice una de las mujeres en el documental de Advanced Style. Me parece que esa es la gran revelación que tienen para nosotros estos íconos adultos. Lo que queda en la madurez es el deseo de vestirse para complacerse uno mismo, de enriquecer la identidad por amor propio. 

Iris Apfel fotografiada por Ari Seth Cohen




Siento que esa es una verdad liberadora y espero que esta tendencia de 'abuelitas chic' nos abra los ojos a la autenticidad que puede vivirse cuando no hay miedo al paso del tiempo. Qué alegría recibir la madurez así y pensar que tal vez llenarse de canas sea una emocionante oportunidad para teñirlas de colores y combinarlas con sombreros escandalosos. 



2 comentarios:

  1. Excelente post Diana, sólo la madurez con su experiencia nos da esa capacidad de no temer a expresar nuestra personalidad sin mitos e imposiciones de ningùn tipo. Hermosas abuelas.

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  2. Me alegra mucho, Grecia. Muchas gracias :)

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