Siempre encontré fascinante a Tilda Swinton. No solo pienso que es una actriz excelente, sino que hay algo de su apariencia física, de su mirada, de la suave gravedad de su voz, su acento, que me hechiza. Tiene la fortuna de contar con una apariencia que facilita la caracterización de personajes interesantes: su altura poco común, los ángulos extraños de su rostro, su languidez y la sutil ilusión de masculinidad.
Como vestuarista, me encantaría alguna vez trabajar con una actriz así, prestándose para construir personajes cargados de significado, desafiando tal vez el género, fortaleciendo un carácter por medio de la indumentaria.
Me parece que Tilda Swinton tiene un estilo personal que, si bien recibe críticas por alejarse de la tradicional imagen de la actriz, puede considerarse una inspiración estética maravillosa que rompe con las variables acostumbradas de lo “femenino” y lo “sensual” en el vestuario para una mujer.
He notado cierta preferencia de la actriz por los cortes minimalistas y las siluetas esculturales. Prima en sus elecciones de vestuario la arquitectura de las prendas, los volúmenes generados por medio de drapeados y pliegues sobre la piel. En estas elecciones también se considera el material textil, brillos suaves, texturas con canales o arrugas y en algunos casos, cierta rigidez para lograr el volumen. Estas elecciones son más relevantes que las texturas visuales o estampados, a menudo siendo el atuendo completo de un solo tono.
La apariencia andrógina y el aire alienígena de Tilda Swinton se ven fortalecidos por un look futurista, formas asimétricas y la utilización ocasional de cortes de traje de sastre. Por su altura y delgadez, puede verse estilizada con cualquier silueta, pero por lo general opta por cuellos cerrados y escotes altos que prolongan aun más su estatura, especialmente con vestidos largos. Se aleja del concepto del vestuario que considera que mostrar el pecho, ceñir la cintura, resaltar el tono muscular de las piernas, feminizar por medio de la piel es la única forma de ser “bella”. Su sensualidad está precisamente en su indiferencia a los íconos explícitos de la seducción. Hay autenticidad y embrujo en su imagen de diosa futura, con su estilo sin género y su largo cuerpo, con su mirada neutral y sus labios severos, como una criatura de otro planeta.
La AMO! Gabriel es mi caracterización favorita de ella, y me encanta como se ve de blanco. La pinta donde tiene las sandalias con rosas y la falda es espectacular: uno acostumbrado a encontrarla hermosa, acostumbrado a no ver curvas (ni extrañarlas) no puede menos que quedar botando la baba por completo al verlas. Es hermosísima.
ResponderEliminarTilda Swinton es para mí una fantasía sexual muy fuerte y, por su puesto, frustrante.
ResponderEliminarEn otro orden de cosas, mi lado hedonista me dice que yo debería, podría tomarla
como posible estilo personal. Añoro ese toque masculino, es sensual y sumamente erótico.
Me vuelve loca
Es una criatura extraña y creo que por eso es sumamente atrayente. De su estilo hay muchos elementos inspiradores ;)
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