Esta semana coincidieron varios encuentros de política y moda. El artículo en El País ¿La Moda es de izquierdas o de derechas? reflexiona sobre la orientación política de la moda, desde la indumentaria de algunos líderes de gobierno y sus esposas. En facebook, una imagen de Cristina Kirchner y Angela Merkel, compara a ambas mujeres y cuestiona el costoso calzado de la primera, en un momento en el que su país se enfrenta a la pobreza y la crisis.
La moda se extiende como ineludible manto sobre las costumbres vestimentarias de occidente, y en el ámbito político, funciona como representación de las convicciones socioeconómicas, de los principios, incluso de las promesas del futuro. En los looks de Sarah Palin y Michelle Obama se leen tensiones opuestas de una nación.
La primera es conservadora,
estructurada, combinaciones de blazer + falda y una paleta limpia y neutra. No
es solo una mujer claramente poderosa y educada, es además tradicional,
recatada, cubierta. Los conjuntos de ejecutiva, heredados del power suit de los
80s, hablan de respeto por las instituciones y la percepción de que uno debe
vestir para el rol que ocupa.
En el otro extremo está Michelle Obama, primera dama y
figura meramente decorativa de la presidencia. La jovialidad de esta mujer al
vestir le ha valido la admiración de diseñadores y expertos que la consideran
un ícono de estilo en su contexto. No solo ha salido en la portada de Vogue, también
ha lucido piezas de grandes diseñadores americanos y extranjeros (como
Alexander McQueen). En su capacidad de apropiarse de tendencias vigentes y trajes
que vienen directos de la pasarela, el público lee la frescura y optimismo de
un nuevo gobierno. Sin abandonar el molde en el que siempre debe encajar,
Michelle Obama logra vitalidad en una imagen chic y digna.
Aquí tres estilos diferentes, tres poderosas mujeres estadounidenses vestidas para su rol.
Personalmente, siempre he encontrado la imagen de Hillary Clinton muy severa, acorde con su carácter político.
Personalmente, siempre he encontrado la imagen de Hillary Clinton muy severa, acorde con su carácter político.
Como Michelle Obama, existen otras mujeres que aunque no
tienen un cargo de poder, lo representan por asociación. En la monarquía
inglesa, la figura de Kate Middleton como idílica princesa plebeya ha generado
un escenario perfecto para la inspiración de moda. A nivel mundial se referencia
su forma de vestir en eventos sociales, su forma de enfrentar el protocolo, de
proyectar una imagen de feminidad inglesa y gracia de princesa. Un vestido
usado por Kate Middleton es luego repetido por marcas de moda masiva en
versiones económicas. La demanda se impulsa por la idolatría a la hermosa
princesa.
Las que parecen simplemente muestras de elegancia,
fáciles para una mujer tan hermosa y educada como Middleton, llevan un cuidado análisis:
desde el largo de los ruedos de sus vestidos hasta los accesorios, a veces
préstamos de la reina.
Promoción que ofrece una copia económica del vestido usado por Middleton el día que se anunció su compromiso con el príncipe William. Incluso ampliaron la oferta de color.
El vestido de novia de Kate Middleton, diseño original de Sarah Burton de la casa McQueen, copiado en silueta y encaje.
En el primer viaje del príncipe William y su esposa a
Canadá, para un evento de celebración patria, Middleton eligió un traje blanco
sencillo acompañado de un sombrero rojo con hojas de Arce, en un evidente
homenaje a la bandera canadiense. El look fue acompañado de un pequeño
prendedor prestado que la Reina usó en un viaje a Canadá en los 50s. La imagen
se convirtió en un comentado look y en una celebrada muestra diplomática.
Kate Middleton ha sido además “sorprendida” repitiendo
vestidos y accesorios. Lo que parece escándalo para los esnobistas, por la
evidente capacidad económica de la joven, porque en una princesa es vergonzante
tener que repetir looks, es entendido por otros como una muestra de humildad contraria a los extremos de la opulencia tradicional de la monarquía. Este
comportamiento tiene sentido en un momento donde la juventud inglesa se muestra más
escéptica frente al sistema monárquico. En un momento de fuerte insatisfacción
social, los símbolos de poder buscan formas de hacer que el pueblo los sienta
cercanos, capaces hasta de reciclar looks.
Las imágenes de Middleton repitiendo prendas, aparecen en páginas de chismes y moda como si fuera un crimen en el que fue sorprendida y no un hábito de consumo sensato, hábito para todos los demás.
En otro extremo, ajeno a estas mujeres representantes del
poder del primer mundo, se encuentra Evo Morales, referente anti chic, lejos de
las portadas de Vogue y de los trajes de Alexander McQueen. El presidente de
Bolivia causó una gran controversia durante un tour internacional en el 2006,
debido a su elección de indumentaria. En los encuentros con varios líderes
mundiales, incluido el rey Juan Carlos de España, el presidente Morales optó
por un pullover de lana de alpaca con franjas en blanco, azul y rojo. Para
muchos, esta decisión era una evidente muestra de irrespeto por el protocolo
real y por la solemnidad del encuentro político. Que había porteros de edificio
mejor vestidos que el presidente, que era una prenda que en España regalarían a
los pobres, afirmaron algunos periodistas, que parecía un niño en una postal de
UNICEF, fue otro comentario de tinte racista y condescendiente. Los opositores
señalaban una relación entre el poder y los trajes que deben vestirlo.
Izquierda: Evo con el presidente Hu Jintao en China.
Derecha: Evo con Thabo Mbeki, presidente de Sudáfrica.
Evo Morales conociendo al Rey Juan Carlos.
Afiche publicitario del pullover en Bolivia.
En Bolivia, el pullover fue celebrado como una muestra de la
autenticidad de Morales. El presidente afirma que su forma de vestir no tiene
nada de especial, pero para muchos en su país, su apariencia refleja su origen
indígena y su carácter humilde. La prenda de lana fue copiada por varias
empresas y comercializada al mes siguiente. Para los bolivianos, el
pullover era un emblema nacional y vestirlo, una muestra de apoyo al
mandatario.
Un ejemplo nacional de identidad política y moda es la ex-senadora Piedad Córdoba. No solo es completamente reconocible, sino que genera un mensaje de etnicidad permanente.
Tanto Evo Morales como Christina Kirchner o Piedad Córdoba juegan
con el concepto del look distintivo. Se establecen unas restricciones y
posiblidades de la imagen que representan ciertos valores políticos:
sinceridad, decencia, fuerza, poder, humildad. Estos valores pueden percibirse
en el precio de una corbata, la elección del diseñador, la comodidad del
calzado, la cantidad de ornamentos. Y lo que podría ser simplemente un pulcro traje, resulta envuelto en promesas de mejor gobierno.
Amo tu blog, Diana Lunareja.
ResponderEliminarMe encanta la objetividad de tus publicaciones...
Vivo en la inconclusa edad de -esto es muy grande para mí- y -esto es de niña- además de eso, adhiere el clima caliente que no se presta para variar cotidianamente las prendas. Sería genial verte postear frente a esto, aunque quizás "cliché" la adolescente de clima caliente que no se pasa un short con sandalia.
Muchas gracias, María!
Eliminarel tema del clima caliente me da muy duro también porque me desespero muy fácil con el calor. Diré que te hagas amiga de los maxivestidos en textiles livianos. Se ven mucho más formales que los shorts.
En cuanto a sandalias, creo que afortunadamente hay suficiente variedad como para encontrar algunas interesantes. Te recomendaría comprar ropa de marcas importadas, pues suelen tener mayor variedad de tallas en las líneas de mujer adulta, tal vez así encuentras ropa con la qué adaptarte más fácilmente.
Saludos! espero te sirva este comentario ;)