Hussein Chalayan es maestro del minimalismo, la deconstrucción y el equilibrio en cada propuesta. Capaz de entregar diferentes conceptos en una sola colección sin sacrificar la coherencia de una inspiración común y logra una estética depurada, donde se evidencia su talento para editar. Él mismo afirma que es mucho más complicado prescindir de elementos que añadirlos.
Esta colección es bastante madura y elegante, sin embargo, hay una sensación de leisure y buena vida que refresca los vestidos tocados por el mar. A mi me hace recordar a las damas de la high society americana, como palomas ociosas en los Hamptons. En manos de otro, este tema podría ser cálido y nostálgico, pero los precisos cortes en las chaquetas, las solapas alargadas, los drapeados controlados mantienen la arquitectura y sobriedad del diseñador.
Está muy claro que Chalayan es un experto en hacer que menos sea más, sin embargo, mi especial atención a sus diseños tiene que ver con los detalles, esos que superaron su meticuloso perfeccionamiento, para brillar como las joyas de la colección y mantener la sutileza que separa sus propuestas de los demás grandes de la moda.
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